La paz y la convivencia en un estado excluyente son más que meros ideales. Son necesidades fundamentales para su bienestar y su desarrollo. A través de la inclusión y el respeto mutuo, podemos trabajar para una sociedad en la que todos los miembros sean valorados y respetados, y en la que puedan vivir en paz y armonía. Aunque el camino hacia la paz y la convivencia puede ser largo y difícil, vale la pena recorrerlo. Este artículo explora la compleja relación entre la paz y la convivencia en un estado excluyente. En este contexto se requieren un compromiso sostenido, esfuerzos concertados y la participación de todos los miembros de la sociedad. Por tanto, es necesario hacer un llamado a la acción para todos los actores relevantes, incluyendo los responsables de las políticas, los educadores, los activistas, los investigadores y los ciudadanos en general.